domingo, 14 de agosto de 2011

sobre dar y servir

olvidado
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tania viene a satélite y, antes de ponernos a platicar o trabajar, ella tiene que corregir un logo que diseñó (fondo morado, centro amarillo con degradado interno)
me llama la atención su metodología, pues es más estudiada y profesional que la mía, usa proporción áurea
luego platicamos de los amigos que viven con sus novias, yo pienso principalmente en fer y en mi no-entendimiento de cómo se pudo enamorar de su mujer
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en una ciudad en la que vivo, acompañaré a una niña (de aproximadamente 11 años) de regreso a su casa pues se había escapado, un amigo mío nos vigila al irnos y se queda a esperarme en ese lugar
voy caminando con ella, de las calles surgen seres amorfos que dan miedo, le recuerdo que debe concentrarse en lo que ama para desaparecerlos, al principio le ayudo con recordatorios de las cosas lindas de su vida que conozco, pero luego ella lo hace en automático
por fin llegamos al negocio de su familia y nos despedimos, está muy agradecida, me lo dice y lo puedo sentir
de regreso paso por un jardín en el que hay un par de señoras ancianas que me piden limosna, les respondo que no doy dinero a las putas (ellas lo fueron en su juventud, no sé por qué les digo eso pues es grosero, siento que no sale de mi) y sigo caminando, ellas avanzan detrás de mi y comentan que, ya que voy por delante y mi bolsa por detrás, pueden sacar mis cosas
sacan mi cartera y se las quito, tomo mi tarjeta y luego se las devuelvo para que tomen lo que quieran de ahí, les pido también el celular para poder comunicarme pero les permito que investiguen mi bolsa y se queden con lo que gusten, finalmente eligen la bolsa (la roja), la bolsita para kleenex y alguna otra cosita, lo demás no y les pido algo para poder llevarme lo que no les interesó

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